Paco Algaba nace en Madrid en 1968. Durante la década de los noventa, vive en Barcelona donde realiza sus estudios de Dirección Cinematográfica en el Centre d´Estudis Cinematografics de Catalunya y Realización de Televisión en la Universitat Politècnica de Catalunya.
El rigor de las fuentes cinematográficas en su hondura estilística, la manera de abordar la temática social y su imbricación en el paisaje le ha otorgado un espacio propio y controvertido en el mundo del videoarte. Su carrera profesional está influenciada por un estudio exhaustivo del lenguaje fílmico y de los grandes maestros cinematográficos, pero también de la historia de arte, de la filosofía o de la composición musical.
Desde sus primeras obras como Geografía de la memoria extrema (1999) o el largometraje El honor de las hormigas (2002), se aprecian sus principales características que lo sustentan como creador. Sus proyectos audiovisuales son piezas que surgen de las bases del aparato cinematográfico, con un adecuado uso de las herramientas propias de ese medio, del mismo modo que contienen un gran valor artístico y potencial poético. Son éstas, piezas alejadas de lo narrativo y que siempre conllevan la recomposición del espacio expositivo y del texto artístico. Con la serie de 54 haikus, “Variaciones sobre la ausencia, Haiku para un nocturno y Haiku de la mañana amarilla”, que se expuso en el IAACC Pablo Serrano en el año 2004, comienza una relación con el espacio museo, desarrollando su obra dentro del denominado»cine expandido», hasta el momento sus trabajos se encontraban dentro del orbe de la cinematografía experimental, pero es a partir de este momento cuando su obra confiere sentido en Posteriormente, las piezas La Virgen de la leche (2005), Cada vez única/ El desayuno Alemán. (2011), Tomar Partido (2013) , Interior. Día (2013) o Europa solar (2015) han enriquecido y consolidado su camino artístico dentro del camino de la video instalación.
En todas sus creaciones, casi siempre exentas de la figura humana, se reflejan preocupaciones y reflexiones en torno a la conciencia agonística entre lo físico y lo metafísico. En torno a las experiencias humanas en su devenir. A la indagación en el paisaje en la dialéctica que emana entre el lugar del espíritu y la imagen post histórica. En torno al espacio como resto de índole anarquista que ordena la conciencia de un mundo al que sustancia desde la normalidad, desde el anonimato, desde el olvido.
Ana Revilla